




Su historia arranca de las aulas de la Facultad de Diseño Gráfico en Santiago de Chile hace más de veinte años. Por entonces, Luis Guillermo se marchaba en tren hasta el mar y allí dibujaba puertos, mercantes o playas. Comenzó ilustrando libros, pero lo suyo eran las acuarelas y el mar: «Mi inspiración es la orilla», asegura. Así que comenzó a pintar buques y a vendérselos a los armadores chilenos, hasta que no quedaron armadores sin cuadros, y entonces se fue a otra zona.
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