La obra de Pedro Bueno es fruto de la dedicación y del trabajo, pero sobre todo de un enorme amor al arte plasmado en la pintura que ha desarrollado toda su vida. Su labor ya ha sido reconocida en numerosas ocasiones siendo merecedor de distintos premios y pasando a formar parte de los fondos y colecciones de toda Galicia.
Con una formación autodidacta ha sabido elaborar un estilo tremendamente personal en el que se dejan ver paralelismo con otros pintores gallegos, como Antonio Lago – con el que se vincula mucho más en sus comienzos – o Sotomayor.Y, es que su pintura es indudablemente gallega. Es imposible desvincular a Bueno Salto de la herencia de su tierra. Galicia se manifiesta tanto en el colorido conseguido muchas veces a base de grisallas donde se mezclan tonos tejas y marrones con puntos de claridad, como en una técnica destinada a conseguir una pintura de carácter marcadamente sensorial, una pintura que invita a ser contemplada con el sentido de la vista y el sentido del tacto. Así, hace hincapié en las técnicas mixtas y en la combinación de empastes limpios con texturas mucho menos matéricas y de zonas de gran plasticidad con otras de mayor agilidad de líneas.
Gallega es también la idea de nostalgia que envuelve su pintura, que consigue crear una atmósfera a caballo entre lo real y lo irreal tanto en sus interiores de fondos fragmentados cercanos al Neocubismo, detenidos en el tiempo, ajenos al paso de este y entregados a esa sensación de abandono que logra retratando objetos anacrónicos pertenecientes a otra época : la antigua plancha de hierro, el candil o el viejo molinillo de café.
La quietud serena y cálida de sus interiores se transforma al tratar el paisaje donde la fría atmósfera crea lugares mágicos, casi mitológicos. Es aquí donde su raigambre gallega se detecta con mayor facilidad. Paisajes brumosos que nos conducen a lo irreal, a lo onírico, a la leyenda, paisajes otoñales que invitan a la nostalgia con sus cielos nublados y sus colores pardos donde combina un juego de esbozados que alejan de la realidad con zonas de mayor nitidez en el dibujo. Está la utilización de una técnica que combina el detallismo con la sensación de inacabado, sumerge las formas y colores en este mundo más onírico que real.
La concepción de la figura humana por parte de Pedro Bueno, es resultado de una combinación de sus rasgos más académicos con técnicas de inspiración y facturas particulares. Alude a ella muchas veces de forma indirecta. Ya encarnada en una escultura de corte clásico-renacentista, o en un muñeco o en un arlequín, llega a tratarla como a cualquiera de los otros objetos carentes de vida y olvidados por el paso del tiempo, afianzando así la sensación de quietud y de abandono. De esta manera Bueno Salto nos invita a asumir los presupuestos de la pintura gallega desde su visión más particular e íntima.
SUSANA ARTEAGA SERNA y ROSARIO DIOS CAÑADA -Restauradoras e Historiadoras del Arte.
Sem comentários:
Enviar um comentário